Les invitamos fraternal y presencialmente con sentido de chicha, tabaco y planticas dulces, con sonidos de tamboras y harmónicas y con fuerza dulce de mochila, a la conmemoración y celebración de nuestro origen ancestral. Jornada de trabajo psicoespiritual, telúrico y estético para deshierbar lo dado, desaprender y sembrarnos en el orden posible y potente de nuestras abuelas y abuelos, una cosecha alterna de humanidad y vida para rejuntar el alma humana a su esencia, la tierra. Una fiesta, la de la raíz y el maíz en nuestro corazón nativoamericano.
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